12 de marzo de 2016

De pedacitos

Escribo esto con un collarín, sintiendo como unos pinchazos en mi cuello y con lágrimas que brotan de mis ojos como de una cascada se tratase. Siento (exageradamente) como florece la primavera  desde mi ventana y yo no puedo salir a la calle y acariciar las flores, siento que no puedo percibir el aroma de la primavera, esa sensación de liberación de que todo lo malo a acabado. No puedo salir a la calle a divertirme y a disfrutar de un día soleado. No puedo sentarme en frente de unos libros más de una hora porque me duermo de lo empastillada que estoy porque mi cuello necesita descanso, tanto psicológico, como físico. Necesita una cama y que mi cuerpo este en una posición similar a un zombie. Y me agobio, y me estreso  por estar en esa situación, y eso es exactamente lo que mi cuello no necesita. Es tan contradictorio. Tengo tanta impotencia acumulada. Y sí, tengo un problema, cuando la impotencia me corroe se me pasan tantos malos pensamientos por mi mente... Me paro a pensar en muchas cosas y saco conclusiones abstractas. Me encantaría tanto desaparecer por un tiempo de aquí... De verdad, empezar de nuevo, con otras personas. Y ese es el punto, me paro a pensar y saco lo peor de cada persona ¿qué clase de gente me rodea, ¿qué amigos?, ¿por qué doy tanto y recibo tan poco?, ¿me estaré equivocando? En fin, necesito descansar, desconectar, que la gente disfrute y cuando se acuerden (si se acuerdan) que pregunten cómo estoy. Y sobretodo necesito aprender a que no puedo esperar nada de nadie, cada persona es un mundo, y actúa de una manera diferente.
FFT

No hay comentarios:

Publicar un comentario