7 de noviembre de 2013

«Tenía que elegir entre quedarme o marchar.»

Me quedé viendo como me utilizaba como una tonta, sabiendo que tenía que elegir entre quedarme o marchar, pero era un impotencia la que tenía pues parecía que estaba congelada, sin tener opción a decir algo. Tal vez estaba esperando a que algún día cambiara de opinión, de criterio sobre mí. Ha pasado ya mucho tiempo de eso, donde me quedé una etapa de mi vida estancada en lo que parecía un pozo sin salida. Me quedé sin ilusión alguna pero en la misma fase siempre de aguantar, de creer, de suponer que algún día cambiara, puede que fuera el deseo de verle diferente el que hiciera que tolerara tanto desprecio, tanta desconsideración que fuera tan sobervio conmigo. Puede, no lo sé, estaba tan desconcertada que prefiero no razonar semejante actitud.
FFT

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